Un invento ecológico y además te paga
El inodoro ecológico utiliza los excrementos para producir energía, ahorrar agua, y además te paga en criptomonedas con las cuales puedes comprar productos en Corea del Sur.
Por: Nahuel Leto
El inodoro se llama BeeVi, y es un invento del profesor Cho Jae-weon de ingeniería urbana y ambiental en el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan (UNIST). Emplea una bomba de vacío para llevar los desechos a un bioreactor subterráneo que al mismo tiempo cuenta con microorganismos que descomponen los excrementos en metano.
Después, todo se convierte en una fuente de energía para el edificio capaz de alimentar estufas de gas, calderas de agua caliente y hasta una celda de combustible de óxido sólido.
Según han investigado en el campus de Ulssan, una persona defeca alrededor de 500 g al día de media y esta cantidad se puede convertir en 50 litros de gas metano. Este gas puede generar 0.5kWh de electricidad o usarse para conducir un automóvil durante aproximadamente 1.2 km (0.75 millas).
En 2021, las criptomonedas más ridículas parecen estar saliendo a la luz. Aparte del clásico DogeCoin, ahora el profesor de Corea del Sur está llevando la tendencia un paso más allá, con una criptomoneda que realmente te paga por hacer tus necesidades. Usar este baño puede pagar tu café o comprarte plátanos en una universidad de Corea del Sur.
Cho ha ideado una moneda virtual llamada Ggool, que significa miel en coreano. Cada persona que use el inodoro ecológico gana 10 Ggool al día. Los estudiantes pueden usar la moneda para comprar productos en el campus, desde café recién hecho hasta fideos instantáneos, frutas y libros. Los estudiantes pueden recoger los productos que quieran en una tienda y escanear un código QR para pagar con Ggool.
“Solo había pensado que las heces estaban sucias, pero ahora es un tesoro de gran valor para mí”, dijo a Reuters un estudiante de posgrado Heo Hui-jin en el mercado de Ggool. “Incluso hablo de las heces durante las comidas para pensar en comprar cualquier libro que quiera”.
Hace unos años, Cho publicó un artículo en el que describía cómo podía utilizar el abono y el combustible generados por una versión anterior del BeeVi para cultivar y cocinar brotes de cebada con sus alumnos. “Si pensamos fuera de la caja, las heces tienen un valor precioso para producir energía y abono”, dijo el profesor a Reuters. “He puesto este valor en circulación ecológica”.