Se estrenó “El amor después del amor”

El amor después del amor es una autobiografía basada en el libro de memorias Infancia y juventud (Ed. Planeta), que Páez publicó el año pasado. Esas memorias son el sustento del que la ficción parte para contar el mundo íntimo y público del musico rosarino.

Va desde sus comienzos en la década del setenta hasta 1993, cuando se consagró popularmente llenando el Estadio de Vélez. Lo que “pudo haberse filmado” sobre aquél período o lo que “no se contó” corre por cuenta de la expectativas de cada quien, aunque parte de un absurdo: toda biopic es un recorte sobre la vida de alguien. La serie apenas es una mirada -oficial- sobre ese tiempo, adaptada a las lógicas audiovisuales que impone el formato que reina en la actualidad.

En la serie realizada por Mandarina Contenidos, supervisada y producida por el propio músico, el retrato íntimo de la vida de Páez se entrelaza permanente con el público, a la vez que su infancia lo hace con el tiempo presente del relato. Ese recurso narrativo no solo le aporta dinamismo al relato, sino que le hace honor a la decisión artística que el propio músico llevó adelante a lo largo de toda su carrera: exorcizar los demonios de su vida personal, en cualquiera de sus dimensiones, a través de su obra artística. Si sus canciones nos contaron su historia, la serie le imprime el contexto a esas melodías que forman parte de la banda musical de la vida de muchos. Más que contar quién es Fito Páez, El amor después del amor muestra cómo fue el camino hacia la consagración y por qué el músico escribió lo que escribió.

La serie explota con acierto una verdad irrefutable: en el pasado de Fito se refleja el de muchos. La muerte de su madre por un cáncer fulminante del que Páez confiesa sentirse culpable, el cálido pero tenso vínculo con su padre, la hermosa relación que entabló con su abuela y su tía abuela, el dolor y la posterior depresión  que le provocó el asesinato de ambas, y las intensas e inspiradoras relaciones con Fabiana Cantilo y Cecilia Roth, sus dos grandes amores, son el eje de una trama que tiene final feliz. Cual cuerda de guitarra en pleno concierto, la fibra emocional se ejercita permanente e inevitablemente entre quienes vivieron esos años de luces y sombras, ilusiones y desencantos.

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