Norberto Bernardo, urólogo: “La cirugía robótica respeta la anatomía y mejora la recuperación del paciente”

La cirugía robótica transformó la urología moderna con procedimientos menos invasivos, mayor precisión y mejores resultados funcionales. En la Argentina, el Dr. Norberto Bernardo se convirtió en referente de esta técnica que hoy marca un antes y un después en la práctica médica.

La historia de la cirugía robótica en urología comenzó en el año 2000, cuando el Dr. Mani Menon, en Detroit, realizó la primera prostatectomía radical con el sistema da Vinci. Aquella operación fue el puntapié de un cambio profundo: el robot entraba al quirófano para ampliar las manos del cirujano y darle un nivel de precisión impensado hasta ese momento.

Años después, el Dr. Norberto Bernardo (MN 77886), jefe de Urología del Hospital de Clínicas y profesor titular en la UBA, viajó a entrenarse con Menon en Estados Unidos. “Tuve la oportunidad de absorber de primera mano la filosofía de precisión, respeto por la anatomía funcional y recuperación acelerada que define a esta técnica”, recuerda.

Precisión, menor trauma y mejores resultados

La cirugía robótica ofrece ventajas que se dividen en tres ejes principales:

  • Mayor precisión: elimina el temblor de la mano, amplifica la visión en 3D con hasta 15 aumentos y permite movimientos imposibles de replicar manualmente.
  • Menor impacto en el paciente: se realiza con incisiones pequeñas, lo que reduce dolor, sangrado y riesgo de infección, además de acortar la internación.
  • Resultados funcionales y oncológicos superiores: en prostatectomías, preserva mejor los nervios y esfínter urinario, lo que impacta en la continencia y la función sexual. En nefrectomías parciales, permite extirpar el tumor conservando al máximo el tejido sano del riñón.

Según Bernardo, “la cirugía robótica respeta la anatomía funcional, cuida los nervios y permite una recuperación mucho más rápida”.

Un cambio también en la formación

La tecnología no solo transformó la práctica quirúrgica, también la enseñanza. Los procedimientos pueden grabarse, reproducirse y analizarse para acortar la curva de aprendizaje de los médicos jóvenes. “El médico en formación aprende viendo cómo un experto reacciona en tiempo real ante una eventualidad”, destaca Bernardo.

Con esto, la robótica se convirtió en una herramienta para estandarizar técnicas y comparar resultados en diferentes centros. En América Latina, la Argentina fue uno de los países pioneros en sumar estas plataformas y consolidar equipos entrenados.

El futuro de la robótica en la región

Si bien los costos siguen siendo un desafío para muchos hospitales públicos, cada año se incorporan más equipos y profesionales capacitados. En urología, el impacto ya es indiscutible: menos complicaciones, mejor calidad de vida para los pacientes y cirujanos que trabajan con un nivel de detalle inédito.

Bernardo lo resume con una convicción clara: “La cirugía robótica llegó para quedarse, y el gran desafío ahora es ampliar el acceso para que más pacientes puedan beneficiarse”.

 

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