La frontera de la pandemia: El Soberbio, donde el “chivo” pone en riesgo a todos

Por Diego Gabriele

El cierre de fronteras que ya lleva casi 100 días pone a prueba a quienes habitan los límites del país. La zona más caliente resulta ser la que tiene a Brasil enfrente. Un país donde el virus circula velozmente y la política sanitaria se sitúa más en lo económico que en lo referente a la salud.

De los 750 km. de frontera que la provincia de Misiones comparte con el país dirigido por Jair Bolsonaro, se desprenden decenas de realidades particulares, pero todas están atravesadas por dos factores en común: el temor al virus y el contrabando ilegal.

Pero hablar de contrabando ilegal hace perder de vista la forma en que se lleva adelante en esas zonas del país. Allí la modalidad por excelencia es la “hormiga”, es decir, el tráfico de pequeñas cantidades en muchos viajes, o como lo llaman los misioneros: el “chiveo”.

En la zona de frontera seca que atraviesa el monte, se hace por la noche. La operatoria es bastante sencilla. El “chivo” de origen lleva el producto hacia la frontera a través de caminos o puertos clandestinos, los “piques”. Allí lo dejan para que sea retirado por la parte que recibe, que luego lo lleva a pie o en pequeños vehículos, algunos de ellos robados.

Lo que más se contrabandea son bebidas y alimentos, pero también resultan ser un cruce frecuente para argentinos y brasileros. Es que las ciudades siempre estuvieron sumamente integradas y la gran mayoría de los habitantes tiene familiares cercanos del otro lado del límite fronterizo. “Migraciones se hace solo para ir de vacaciones, acá se cruza en chivo y no hay forma de controlarlo. Si hasta hay gente que tiene doble nacionalidad y cruza para cobrar jubilaciones o asignaciones”, cuenta Oscar vecino de El Soberbio que vive sobre la costa del río Uruguay y lindero a un puerto clandestino, un “pique”.

El Soberbio es uno de los municipios más grandes de Misiones con más de 45 mil habitantes. Está separado por unos 200 metros de Porto Soberbo, Rio Grande do Sul, Brasil. En el medio, el río Uruguay corre manso. Allí el sistema de ida y vuelta ilegal entre fronteras asombra, asusta y muchas veces deja a las fuerzas de seguridad federales sin capacidad de acción. La clave es que sea entre privados. Los chivos llegan canoas al hombro hasta los portones de entrada de propiedades que dan al río. Allí acopian el producto a contrabandear y por la noche cruzan a remo hacia otro puerto privado pero del lado de Brasil

La operatoria funciona en las mismas condiciones y en ambas direcciones. Si bien los controles de Prefectura Naval se han triplicado, son decenas de cruces diarios que parten de los más de 120 “piques” que hay del lado argentino. Al partir de puertos ubicados en propiedades costeras, dejan a las autoridades en la lucha judicial de tratar de obtener una orden de allanamiento para poder detener esa actividad ilegal. Mientras tanto los dueños de los puertos clandestinos amasan el cobro del paso a los “chiveros”.

El “chivo” existió siempre pero ahora, con las fronteras cerradas, adquirió otra importancia y también otro peligro. El ida y vuelta que antes solo podía tener consecuencias económicas, ahora pone en riesgo la salud pública. Es que con el “chiveo” también puede entrar al país el coronavirus. “Si bien cayó mucho, aún sigue, a lo sumo algunos dejaron de chivear con Tres Passos y lo hacen con ciudades mas chicas donde no hay casos positivos o hay pocos”.

El estado de Rio Grande do Sul ya supera los 15 mil casos de Covid-19 con Porto Alegre como epicentro de los contagios. Pero muy cerca de El Soberbio los enfermos empiezan a multiplicarse y distintas ciudades ya lamentan las primeras muertes. La ciudad de Tres Passos, a unos 40 km. de El Soberbio, va camino a superar los 300 casos mientras los positivos se multiplican por decenas a diario.

La alarma suena cada vez más fuerte del lado argentino. Mientras, autoridades y vecinos apuestan a la concientización social para que los “chiveros” se den cuenta de que con el contrabando pueden traer al virus y con él la muerte. Es que se trata de localidades con sistemas sanitarios limitados donde buena parte de su población es factor de riesgo. Hoy El Soberbio no tiene casos positivos, pero desde Brasil el virus acecha.

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