Jū ichi: La experiencia asiática que llegó a Pilar con una gran historia

En pleno Pilará, un local iluminado por neones y guiños cyberpunk sorprende desde la vereda. Se llama Jū ichi y es mucho más que un restaurante: es una experiencia asiática que combina gastronomía, cultura, diseño futurista y el recorrido personal de su fundador Teban Kim, un publicitario que decidió cumplir una pasión largamente postergada.

Por: Sol Urroz y Carolina Badano

La estética del lugar también forma parte de la experiencia. Inspirada en el cyberpunk y en películas futuristas, cada detalle —desde la iluminación hasta la ambientación— remite a una visión moderna de la cultura asiática, combinando neones, texturas metálicas y un diseño que hace que cada visita se sienta como un viaje visual además de gastronómico.

“El diferencial que tenemos en Jū ichi es que proponemos una experiencia asiática completa, no solo un plato. Trabajamos gastronomía de Japón, Corea y el sudeste asiático, y dentro del sushi nuestro fuerte es el Nikkei, un estilo fusión que hoy marca tendencia”, explicó Kim. Ese enfoque, nacido en Lima y expandido por todo Latinoamérica, atraviesa la identidad del menú.

La historia de Jū ichi empezó cuando el restaurante japonés que funcionaba en ese mismo espacio cerró sus puertas. El local quedó vacío y la oportunidad apareció de manera inesperada. “Me enamoré del lugar”, recuerda. Junto a dos amigos decidió apostar por un rubro que siempre lo había atraído. Aunque su carrera está ligada desde hace más de veinte años a la creatividad publicitaria, Pilar era un territorio familiar tanto por trabajo como por intuición: “Vi que había una génesis que me atraía muchísimo”.

El origen del proyecto, sin embargo, se remonta mucho más atrás. Nació en Corea y llegó de niño a Tierra del Fuego, donde su padre —fanático de la pesca— preparaba sashimi en los años ochenta, cuando en Argentina casi nadie sabía qué era el sushi. “Era extraño comer pescado crudo en una época en la que nadie tenía idea del sushi”, recuerda Teban Kim. Esos sabores marcaron su infancia y terminaron moldeando, sin que lo supiera, su camino gastronómico.

De adolescente se mudó a Buenos Aires para estudiar publicidad. La música y la cocina fueron siempre sus dos pasiones, pero la segunda creció en silencio hasta volverse un proyecto posible. Jū ichi es la síntesis: cultura asiática, memoria familiar, estética moderna y el deseo persistente de crear un espacio propio.

El nombre también tiene un trasfondo personal. “Jū ichi significa 11, o más precisamente 10 + 1. Es mi número de la suerte, un número mágico dentro de la cultura asiática, sobre todo en la japonesa”. La inspiración del local se acerca al espíritu de las izakayas, pequeñas tabernas donde cada parada ofrece una especialidad distinta.

Hoy, Jū ichi se afirma como una propuesta singular en Pilar: moderna, cuidada y sostenida por una historia que viaja de Seúl a Ushuaia, de los años ochenta a la actualidad, de la publicidad a la gastronomía. Un recorrido que mezcla origen, destino y una cuota inevitable de azar.

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