Detienen al médico Ferriols por violencia de género y tenencia ilegal de armas de guerra
La Policía de la Ciudad detuvo en las últimas horas al médico Alberto Ferriols, exesposo de la actriz fallecida Beatriz Salomón, tras ser denunciado por una de sus hijas por hostigamiento y por encontrarle en las propiedades armas de guerra sin su debida autorización.
Los allanamientos, en una vivienda y un consultorio, fueron llevados a cabo por la División Contravenciones y Faltas Contra el Orden Público de la Policía de la Ciudad, y el Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal.
La denuncia fue radicada por una de las hijas del médico en la Comisaría Vecinal 3 A de la Policía de la Ciudad, tras la cual la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas Número 23, a cargo del doctor Claudio Silvestri, solicitó los allanamientos, ordenados por el Juzgado Número 1 de ese fuero, bajo la titularidad del doctor Rodolfo Ariza Clérici.
En el procedimiento realizado en la calle Sarachaga al 5200, en el barrio de Villa Luro, se secuestraron 6 pistolas, 3 revólveres, 1 escopeta semiautomática, 1 pistolón y un revólver de aire comprimido, además de 65 cartuchos de bala calibre .22LR (6 de ellos con punta hueca), 36 cartuchos de escopeta calibre 12/70, 6 cartuchos de bala calibre 58×7, 63, 141 cartuchos de bala calibre .40 S&W, 49 cartuchos de bala calibre 357 Magnum (5 de ellos con punta hueca), 1 picana eléctrica, 2 esposas, 2 cargadores extendidos y 1 culata de Glock, 1 cargador rápido calibre 357, 2 apuntadores láser, 5 cuchillos tácticos y 4 navajas.
Y en el consultorio de la calle Paraguay al 1900, en Recoleta, los oficiales incautaron 1 pica de lanza de tres puntas y 1 nunchaku, y hallaron 127 mil pesos y 2.900 dólares que no fueron secuestrados.
Tras consulta judicial, se solicitó al SAME para constatar el estado de salud del imputado y corroborar que pueda ser trasladado a la fiscalía para que se le tome declaración.
Al corroborar que estaba apto, el fiscal solicitó su detención por tenencia ilegal de armas de guerra, las cuales no contaban con la debida autorización de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC).
Además, se brindaron medidas de protección a la víctima.