“Bad Boys 4” llega a las salas de cine

Will Smith y Martin Lawrence protagonizan la cuarta aventura de esta fórmula creada por Michael Bay, que encontró ingredientes para funcionar casi en piloto automático.

La creación del productor Jerry Bruckheimer y el director Michael Bay, que siempre anda por ahí con algún cameo como para dejar a la vista su influencia en el producto final, hoy se sostiene en un clásico de toda la serie y un marco general que de a poco empieza a parecerse bastante al modelo Rápidos y furiosos.

En el fondo, comienza a afirmarse la idea de familia ampliada, en la que hijos, parientes y antiguos vínculos afectivos se ven involucrados en las peripecias de los dos héroes, Mike Lowrey (Smith) y Marcus Burnett (Lawrence), oficiales de narcóticos de la policía de Miami, ahora expuestos a una nueva condición de prófugos de la ley por culpa de un plan diabólico urdido entre oficinas “legales” y el submundo del negocio de la droga.

Adil El Arbi y Bilall Fallah, de nuevo a cargo de la dirección, encaminan a toda velocidad y con esa estética nerviosa y cortante propia del videoclip un relato que retoma bastante de lo que hicieron en Bad Boys para siempre. Reaparecen unos cuantos personajes, todos muy cercanos a dos protagonistas que viven una especie de nuevo comienzo en sus vidas. Y sobre todo uno clave, Armando (el insípido Jacob Scipio), el hijo de Mike.

Ahora, a su padre le toca casarse y a Marcus vivir una experiencia cercana a la muerte que lo acerca a un personaje decisivo en el pasado del dúo. A partir de él se dispara un conflicto en el que cada nueva pieza de acción funciona como una fase ascendente más dentro de un videojuego, hasta alcanzar el punto máximo de complejidad.

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