Milei y Caputo se reunieron con el presidente del BID

En su primera reunión del equipo económico tras el duro traspié electoral en la provincia de Buenos Aires, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo recibieron hoy al titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, en la Casa Rosada.

El encuentro, que inició al mediodía y duró más de una hora, contó también con la presencia del jefe de Gabinete Guillermo Francos y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, junto con altos representantes del BID, incluidos Morgan Doyle, encargado para el Cono Sur, y Amanda Glassman, asesora del presidente de la institución.

El BID había respaldado previamente el acuerdo alcanzado por el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional en abril y proyectó desembolsos por 3.000 millones de dólares para este año, dentro de un plan de financiamiento total de 10.000 millones hasta 2028. La entidad otorgó luz verde a una “hoja de ruta” diseñada en conjunto con el Ejecutivo, destinada a ayudar al país a consolidar su transformación económica y fortalecer un modelo de desarrollo sostenible y resiliente.

Los fondos del BID se distribuirán en tres ejes estratégicos: impulsar reformas fiscales y mejorar la administración tributaria; promover la liberalización económica para atraer inversiones privadas; y ejecutar programas orientados a acelerar la reducción de la pobreza. No obstante, la entidad advirtió que persisten dificultades estructurales: la indigencia se mantiene alta —en torno al 18,1 %—, más de la mitad de los niños de hasta 14 años viven en situación de pobreza y la informalidad laboral alcanza el 36,1 %.

El BID destacó que la estabilidad macroeconómica será un objetivo clave en los próximos años y apoyará los esfuerzos del Gobierno para fortalecer la sostenibilidad fiscal y mejorar la eficiencia del sistema tributario, reduciendo la dependencia de “impuestos distorsivos” y revisando exenciones que limitan la capacidad recaudadora.

También alertó sobre riesgos relevantes, como la fragilidad de las reservas internacionales, la falta de mayorías en el Congreso que podría dilatar reformas, la posible fatiga social ante ajustes, y la vulnerabilidad frente a choques externos que deterioren las condiciones financieras internacionales.

A todo esto se suma la presión financiera inmediata: en lo que resta de septiembre están previstos pagos por unos 700 millones de dólares correspondientes al BID y al Banco Mundial, lo que podría reducir significativamente el margen fiscal del Palacio de Hacienda

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